¿Quién dijo que las lentejas no se podían cenar? Son muy sanas, y con esta receta que he improvisado, por culpa de caldo Aneto, ¡os vais a chupar los dedos!, con deciros, que mí hijo, el mayor, me ha dicho, ¡mamá, están casi, tan ricas, como las de la abuela!, (ese casi, me ha atravesado el alma)… ¡ah! Y es apta para veganos.
Ya sabéis, que mis recetas son con cantidades a ojo, en base a los comensales, y que intento optimizar el tiempo, por eso siempre uso verduras congeladas, ya cortadas, y en este caso, que es legumbre, he cogido las lentejas de bote, y como siempre, mi indispensable en los guisos, el caldo Aneto.
En este caso, he usado:
-Zanahorias congeladas y cortadas.
-Cebolla congelada cortada.
-Pimientos verdes y rojos congelados y cortados.
-Aceite de oliva virgen extra.
-Bote de lentejas cocidas en conserva.
-Caldo Aneto de zanahoria.
-sal.
Echamos la cebolla y los pimientos con un chorro de aceite de oliva y sal al gusto. La cantidad, según comensales. Rehogamos a fuego lento, hasta que esté bien pochado, mi truco es, rehogar hasta que me huela el sofrito a pisto.
Echamos las zanahorias y seguimos rehogando, hasta que la zanahoria esté también pochada.
A continuación, echamos las lentejas, yo he echado el bote entero, y seguimos rehogando un par de minutos más.
Echamos el caldo Aneto de zanahoria, hasta que las lentejas queden cubiertas.
Cerramos la olla, y subimos el fuego, cuando la válvula de la olla, suba, apagamos el fuego, dejamos que la válvula baje y podamos abrir la olla, y lista para servir.
Es un plato muy completo para una cena, ya que contiene verduras, proteínas vegetales de las lentejas, y si se acompaña de un trocito de pan integral, es una cena perfecta.
¡Buen provecho!